Massimo Vingelli falleció esta semana a los 83 años de edad.

Si, falleció Massimo.  Un diseñador renacentista, moderno, universal. De la gráfica al producto, del producto a la arquitectura dándole a todo un halo clásico. Hace unas semanas compartíamos el libro que hiciera en honor a su esposa. He leído muchas cosas en estos días sobre él. Ya va camino a ser un clásico de facebook por las cosas dichas y las que nadie sabe si dijo pero se le atribuyen. Leyendo en un lado y otro me topé con este obituario, o mejor dicho despedida, que uno de sus mas famosos discípulos escribió en Design Observer. Así que aquí les dejo una “traducción simultánea” de la nota. Vale la pena para entrar un poquito más en el mundo de un maestro. Mantuve los vínculos originales de la nota y debajo incluyo el link a la misma para los que se animen al inglés.

Massimo Vignelli, 1931-2014 – Michael Bierut

Aprendí a diseñar en la escuela de diseño. Pero aprendí como ser un diseñador con Massimo Vignelli

En junio de 1980, me gradué de la Universidad de Cincinnati con un grado de bachiller en diseño gráfico, y me mudé a Nueva York para tomar un trabajo en Vignelli Associates. Apenas puedo figurarme la persona que era 34 años atrás. Era de un suburbio de clase media en el lado malo de Cleveland, Parma, Ohio, el recién tomado y el más bajo en el escalafón de empleados de Vignelli Associates.

Las tareas que iba a estar haciendo en mi nuevo trabajo difícilmente puedan ser comprensibles para los jóvenes diseñadores hoy, trabajos de sirviente involucrando cemento de contacto, cuchillas X-acto, y revelado de Photostat, yo era un peón, un tonto, un punk no sabía nada. Massimo y su esposa Lella se darían cuenta pronto que Parma, Ohio y Parma, Italia tenían muy poco en común.

Hoy hay un edificio entero en Rochester, New York, dedicado a preservar el legado de Vignelli Pero en esos días, me parecía a mi que toda la ciudad de Nueva York era una permanente exhibición de Vignelli. Para ir a la oficina, tomaba el subte con la señalética diseñada por Vignelli, compartía el camino con gente cargando bolsas de Bloomingdale’s diseñadas por Vignelli, caminé por la Iglesia de San Pedro con su órgano diseñado por Vignelli visible desde la ventana. En Vignelli Associates a los 23 años, me sentía en el centro del universo.

Yo estaba ya en mi escritorio en mi primer día de trabajo cuando Massimo llegó. Como siempre, llenó el lugar con su personalidad desbordante. Elegante, locuaz, gesticulando, rebosando entusiasmo. Massimo era como Zeus más, imposiblemente sabio, imposiblemente viejo. (Tenía de hecho 49) Mi educación estaba por comenzar.

En Vignelli Associates, estaba inmerso en un mundo de glamour increíble. Si tu eras un diseñador – incluso lo mas bajo de lo bajo, como yo- Massimo te trataba con una gran cantidad de respeto.

Todo el mundo pasó por esa oficina. Yo conocí los mejores diseñadores del mundo allí: Paúl Rand, Leo Leonni, Joseph Muller-Brockman, Alan Fletcher. Pero no solo diseñadores. Recuerdo una ves que Massimo estaba trabajando en el proyecto de un libro con una editora de Doubleday, y decidió darle a el un tour por la oficina. El la trajo a mi escritorio y me la presentó. Era Jacqueline Kennedy Onassis. “Sra. Onassis, este es uno de nuestros jóvenes diseñadores, Michael Bierut” dijo Massimo. “Es un honor conocerlo” dijo la ex primera dama. yo creo que solamente dije, “Ugg, ug, ug.”

De Massimo, aprendí que diseñar un libro no era solamente llegar a una ubicación inteligente de la numeración de las páginas. Me enseño de tipografía, de escala, de ritmo, de refinamiento. Aprendí a pensar en diseño gráfico como la forma de crear una experiencia, una experiencia que no se limitaba a dos dimensiones o a una impresión momentánea. Era sobre crear algo duradero incluso imperecedero.

Mucho mas importante, aprendí sobre el mundo. Desde mi hogar solo conocía el Mall de Parmatown anclado entre Higbee’s y May Company. Massimo me enseño sobre la Galleria in Milano. Aprendí sobre arquitectura, moda, comida, literatura, vida. Fue con Massimo que degusté mi primer steak tartare y mi saboree por primera vez un stilton with port. Imaginen, carne cruda de almuerzo y queso de postre! Para Massimo, diseño era vida y la vida era diseño.
Finalmente, de Massimo aprendí a nunca abandonar. El era capaz de traer entusiasmo, diversión e intensidad al mas mínimo desafío de diseño. incluso luego de cincuenta años, el se podía deleitar diseñando una tarjeta de visita como si nunca hubiera diseñado una.

Fue Massimo quien me enseño una de las cosas más simples en el mundo: que si haces buen trabajo consigues mas buen trabajo para hacer, y contrariamente mal trabajo solo trae mas mal trabajo. Suena simple, pero es destacable, a lo largo de una vida de pragmatismo y compromiso, que fácil es de olvidar: la única manera de hacer buen trabajo es simplemente hacer buen trabajo. Massimo hizo buen trabajo.

Yo pretendí estar en Vignelli Associates por 18 meses y lego encontrarme algo nuevo. En cambio estuve ahí por 10 años. Amaba mi trabajo. Pero finalmente alcancé un punto en el que me di cuenta que tenía que seguir adelante. Renunciar fue la cosa mas difícil que he tenido que hacer. Tenía un discurso preparado, y la noche anterior estaba manejando en al Interestatal 87 repasando el discurso en mi cabeza. De repente vi luces de un auto de policía detrás de mí. Me retó. “¿Sabe que tan rápido venía?” “Um ¿100 km/h?” “Intente 150. Usted aceleró justo frente a nuestro auto de policía” – Era un auto de policía marcado- Me hicieron bajar del auto, chequearon el maletero, y me llevaron a las Barracas de la policía del estado por 90 minutos mientras se aseguraban que un terrorista. Massimo tenía ese efecto en la gente.

Al día siguiente, cuando le dije que había decidido irme, Massimo fue el que siempre fue, cálido, emotivo, generoso. El había tenido muchos diseñadores trabajando para el antes que yo y tendría muchos después. Pero para mi, solo habría uno: mi maestro, mi mentor, mi jefe, mi héroe, mi amigo, Massimo Vignelli.

Massimo falleció esta mañana a la edad de 83. En pie hasta el final- lo había visto el jueves- el seguía aún curioso, aún generoso, aún entusiasmado con el diseño. Deja su esposa, Lella, sus hijos Luca y Valentina, y generaciones de diseñadores, que como yo, aún estamos aprendiendo de su ejemplo.

La nota original de Design Observer, en inglés, puede leerse aquí

Nota en sobre Vignelli en NY times:

 

Imagenes: Design Observer sin créditos.

Foto principal: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Massimo-Vignelli-01.jpg